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A medida que aumentaron sus responsabilidades de cuidado, los cuidadores (que tenían, en promedio, 67 años) se aislaron más. Esto incluía cónyuges e hijos adultos. También lamentaron el fin de sus conexiones anteriores con los pacientes.
Ashwin Kotwal, MD, profesor asistente de medicina en la División de Geriatría de UCSF y primer autor del estudio, dijo: «Las necesidades sociales insatisfechas impactan negativamente la calidad de vida y eso puede conducir a resultados de salud como depresión y enfermedades cardiovasculares, así como como el elevado uso de la atención sanitaria y la muerte prematura”.
Según la investigación, las personas mayores que experimentan un mayor aislamiento social tienen el doble de probabilidades de ingresar en residencias de ancianos, como afirma Kotwal, que también está asociado con el Centro Médico VA Health en San Francisco. El estudio utilizó datos de unos veinte pacientes masculinos con demencia y cuarenta cuidadoras, algunas de las cuales acababan de experimentar una pérdida.
Krista Harrison, Ph.D., de la División de Geriatría de UCSF, la iniciativa Global Brain Health y el Instituto Philip R. Lee de Estudios de Políticas de Salud, autor principal del estudio, dijo: «Participar en grupos de apoyo, donde los pacientes y los cuidadores se reúnen por separado, pueden ser formas libres de estrés de socializar y buscar consejo”.
«Los médicos deberían sugerir coros comunitarios diseñados para pacientes y cuidadores con demencia«, añadió. A medida que la demencia empeora, aún se pueden realizar pasatiempos recreativos. Los ajustes sencillos pueden resultar beneficiosos, como pasar de ir a un lugar de culto a participar en una sesión de Zoom con un grupo pequeño en casa.
