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La conservación de los elefantes ha tenido un éxito espectacular en Tsavo, donde su número ha aumentado casi un 300% desde la década de 1990, hasta 15.000 individuos. Sin embargo, el aumento de su población también ha provocado un aumento de los conflictos con los habitantes de las zonas rurales.
Para combatirlo, la organización benéfica Save the Elephants está trabajando para convertir a los habitantes de las zonas rurales en apicultores. Cuesta casi 1.000 dólares empezar, lo que es un gran fallo en el proyecto, que sin embargo ha reclutado a 49 apicultores hasta ahora. Pero la miel es un producto valioso que puede producir lo suficiente para pagar la escuela y los útiles escolares con sólo un par de frascos.
Mientras tanto, los elefantes se asustan con el zumbido de 70.000 abejas. Las colmenas instaladas por Save the Elephants están colgadas de alambre engrasado para protegerlas de los tejones. También sirven como un cable trampa conveniente si un elefante es lo suficientemente valiente como para investigar el ruido y el olor. El movimiento del alambre perturba a las abejas y las pone frenéticas.
