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Para lograrlo, los ingenieros han estado tratando de idear los mejores métodos para tomar el carbono que ya se ha emitido a la atmósfera y capturarlo. En la planta de Climeworks en Islandia, el dispositivo de “captura directa de aire” más grande del mundo almacena 4.000 toneladas métricas de CO2 atmosférico bajo tierra cada año.
Sin embargo, este polvo amarillo podría funcionar sustancialmente mejor si se pudieran desarrollar ciertas aplicaciones para su uso.
Se llama COF-999 y se ha diseñado utilizando materiales no exóticos para que sea extremadamente poroso y duradero. Omar Yaghi, químico reticular, y su colega de la Universidad de California en Berkeley, Zihui Zhou, químico de materiales, lo diseñaron para que actuara como una mezcla entre un filtro de aire y una esponja.
Al estar formado por algunos de los enlaces químicos más fuertes, como los que mantienen unidos los cristales de diamante, el COF-999 parece estar lleno de canales bajo un microscopio. Dentro de estos canales y unidos a estos fuertes enlaces hay compuestos llamados aminas que atrapan las moléculas de dióxido de carbono que pasan a través de ellas y contra ellas.